Osteopatía psicosomática - Salud holística redefinida

La osteopatía psicosomática, tal y como se enseña en el Instituto Liem, reconoce a las personas en su complejidad física, emocional, mental y social. Combina las técnicas manuales con la sensibilidad psicológica y crea una profunda comprensión terapéutica.
Torsten Liem

Osteopatía psicosomática - comprensión holística, tratamiento diferenciado

La osteopatía psicosomática, tal y como se enseña en el Instituto Liem, combina las técnicas manuales con la sensibilidad psicológica y reconoce a las personas en toda su complejidad.

La salud es algo más que la ausencia de síntomas: es un proceso dinámico que incluye los niveles físico, emocional, mental y social.
En la osteopatía psicosomática, tal y como la desarrolla el Instituto Liem, la atención se centra en la persona como un todo.

Esta visión lo hace posible:

  • diagnósticos más precisos para dolencias crónicas o “inexplicables”,
  • éxitos de tratamiento más sostenibles,
  • y una relación terapéutica más profunda con el paciente.

El cuerpo es algo más que un simple portador de síntomas: cuenta historias.
El trabajo del Instituto Liem consiste en leer estas señales, utilizar otras herramientas para comprender a la persona en su totalidad y sus factores contextuales relevantes para el diagnóstico y los recursos, y emplear un tratamiento osteopático específico para apoyar la capacidad de regulación a todos los niveles.

Cada caricia se convierte en una intervención diagnóstica y terapéutica, delicada, respetuosa, eficaz.

A lo largo de décadas, la osteopatía psicosomática se ha visto influida por diversas escuelas de pensamiento, desde la osteopatía clásica y la psicoterapia corporal hasta los enfoques sistémicos y neurobiológicos.
Torsten Liem ha reunido estas perspectivas en un modelo coherente que ahora se enseña y se sigue desarrollando en el Instituto Liem.

Muchos síntomas físicos tienen un componente emocional o social.
Sin tener en cuenta estos niveles, el tratamiento suele ser superficial.
La integración psicosomática abre nuevas puertas terapéuticas, incluso para el dolor crónico, los trastornos funcionales o las dolencias difusas.

Los cinco pilares de la formación en el Instituto Liem

  • Diagnóstico de la capacidad reguladora: Reconocer qué mantiene estable el sistema y qué lo desequilibra.
  • Comprensión de los patrones psicosomáticos: categorización holística del cuerpo, la emoción y el contexto.
  • Contacto físico con respeto: cada caricia es diagnóstica y terapéutica al mismo tiempo.
  • Integración de la investigación actual: combinar la experiencia clínica con los nuevos hallazgos científicos.
  • Autorreflexión del terapeuta: La comprensión y el desarrollo de la propia actitud terapéutica como parte del efecto.

En cada módulo del programa de formación en OSP del Instituto Liem, los conocimientos teóricos se profundizan mediante ejercicios prácticos.
El Instituto hace especial hincapié en el aprendizaje experimental: la autoconciencia, la supervisión y el trabajo interactivo en pequeños grupos crean un proceso de aprendizaje vivo y orientado a la práctica.

Los métodos del Instituto Liem son especialmente adecuados para los osteópatas que deseen lograr más profundidad, eficacia y claridad humana en su trabajo.

La osteopatía psicosomática, tal y como se enseña aquí, no es un concepto rígido, sino una caja de herramientas viva para una nueva generación de terapeutas de mentalidad holística.

El cuerpo es un espejo del alma: cada caricia cuenta una historia.

Desarrollo de la osteopatía psicosomática

Los retos clínicos en la práctica me motivaban cada vez más a adquirir una comprensión más profunda de la salud y la enfermedad. Especialmente en el caso de dolencias debidas a problemas prolongados no resueltos y a influencias alostáticas crónicas, mis enfoques y técnicas osteopáticos anteriores no solían ser suficientes para apoyar a los pacientes hacia una salud a largo plazo.

Por un lado, esto se debía al hecho de que varios sistemas -como el hormonal, el metabólico, el inmunológico, el digestivo y el psíquico- estaban desequilibrados al mismo tiempo. Por otro, podía atribuirse al hecho de que los pacientes mostraban cada vez más no sólo trastornos funcionales, sino también cambios anatómicos, como fibrosis, ruptura de los receptores de glucocorticoides en el hipotálamo o de los receptores de insulina en las células musculares, o depósitos de grasa en el hígado.

A esto se añadía la experiencia de que el tratamiento osteopático de las disfunciones somáticas, así como los enfoques de tratamiento energético funcional, no eran necesariamente capaces de resolver los patrones inflexibles en la experiencia del paciente -ya fueran patrones de experiencia cognitivos, límbicos o neurovegetativos-, así como las relaciones metabólicas, endocrinas e inmunológicas. Además, los pacientes eran en su mayoría pasivos en el proceso de tratamiento osteopático. Los enfoques de tratamiento estructurales, así como funcionales o energéticos, eran en su mayoría inadecuados para apoyar a los pacientes en el aprendizaje de un comportamiento proactivo con respecto a su contexto vital y el cambio de hábitos de vida, a pesar de que éste es un factor esencial para la recuperación y especialmente para el mantenimiento de la salud.

Entonces empecé a estudiar más a fondo los mecanismos de acción subyacentes. En los últimos 20 años, esto ha dado lugar a múltiples enfoques y técnicas terapéuticas y de diagnóstico osteopáticos nuevos, así como a principios de tratamiento modificados y ampliados. He etiquetado estos nuevos enfoques y técnicas como «osteopatía psicosomática». La mayoría de estos mecanismos de acción se basan en estudios realizados en los últimos 30 años. Por lo tanto, no eran accesibles para A.T. Still y los primeros osteópatas, por lo que no podían basar sus enfoques en estos mecanismos de acción.

Estas diferentes corrientes se han reunido en el Instituto Liem para formar un enfoque de formación integrador que combina teoría, aplicación clínica y actitud terapéutica.

En la osteopatía psicosomática, no sólo buscamos la causa, sino también el porqué.

Factores de riesgo de reclamaciones desde la perspectiva de las OSP

Cuando los pacientes acuden a una consulta osteopática, sus dolencias, trastornos y disfunciones somáticas son sólo la punta del iceberg. Debajo -a menudo relativamente desapercibidos- hay una multitud de factores de riesgo, mecanismos de acción e influencias alostáticas más o menos duraderas, más o menos interactivas, que se refuerzan o disminuyen mutuamente. Éstos se diferencian y analizan como patrones de disfunción soma-fisiología-experiencia-contexto en la OSP. En el tratamiento, la atención se centra simultáneamente en los recursos del paciente, incluida la dinámica soma-fisiología-experiencia-contexto y muchos otros aspectos, así como en la inhibición, relativización, resolución e integración de los factores de riesgo.

Las dolencias y disfunciones somáticas son a menudo sólo la punta del iceberg. Sus causas, mecanismos de acción y factores de riesgo suelen ser menos evidentes bajo la superficie.

Dinámica de la disfunción desde la perspectiva de la PSO

La organización particular de nuestro físico y nuestra personalidad nos permite percibir el mundo de una determinada manera y nos brinda la oportunidad de vivir en él y garantizar nuestro bienestar. Esta interacción dinámica de persona y contexto se ha desarrollado evolutiva y genéticamente, así como a través de influencias transgeneracionales, epigenéticas y antropogénicas. Nuestro modelo de trabajo clínico hipotético hace referencia al hecho de que a lo largo de la vida pueden producirse influencias contextuales y ambientales tanto positivas o favorecedoras de la vida como negativas o perjudiciales

Dinámica disfuncional - esquema para visualizar el impacto de los contextos no nutritivos, negativos y perjudiciales

Influencias alostáticas en el tratamiento de la PSO

Las influencias nocivas pueden provocar reacciones alostáticas, adaptaciones psicofisiológicas y estructurales disfuncionales, así como condicionamientos rígidos y anticuados, y poner a prueba la fisiología de la persona, sus patrones de reacción y experiencia, reducir la capacidad de reaccionar de forma adecuada y flexible ante los retos actuales de la vida y aumentar el riesgo de síntomas y enfermedades. No sólo influyen la fuerza y la duración de los factores contextuales perjudiciales, sino también el momento en que se producen. Los primeros periodos del desarrollo ontogenético son especialmente susceptibles. Cuanto antes en la vida (incluido el periodo prenatal) deban iniciarse las reacciones de protección y supervivencia, más profundas pueden ser las inflexibilidades y los condicionamientos disfuncionales. Los polimorfismos también desempeñan un papel en la susceptibilidad a los factores contextuales nocivos.

Las inflexibilidades resultantes de las reacciones de protección y supervivencia varían en función del periodo de la vida y de la intensidad y duración de las influencias nocivas. La analogía del hardware y el software de un ordenador puede servir para ilustrarlo: Cuanto antes se produzcan las influencias nocivas, antes podrán dañarse las estructuras más esenciales.

  • Desde la concepción, el hardware puede verse afectado, es decir, la genética.
  • La programación fetal se ilustra mediante el funcionamiento de la BIOS (que actúa como intermediaria entre los sistemas operativos y el hardware). En este caso, los procesos de cortisolemia y resistencia al cortisol repercuten en el feto en caso de estrés crónico, con numerosos riesgos de enfermedad en etapas posteriores de la vida.
  • Los procesos peri y postnatales podrían simbolizarse por la influencia en el controlador de un ordenador que controla los dispositivos de hardware. Los procesos del nacimiento, por ejemplo, tienen un efecto sobre el condicionamiento en los núcleos del rafe con respecto a la producción de serotonina.
  • Hasta los 4 años, las influencias nocivas pueden afectar al sistema operativo que gestiona la interacción entre los componentes de hardware y software de un ordenador. El estrés de la primera infancia muestra mayores riesgos de enfermedad en la edad adulta, ya que las desregulaciones interactivas en múltiples sistemas fisiológicos merman la capacidad de responder con flexibilidad a los contextos estresantes. Por ejemplo, existen efectos persistentes y profundos en los circuitos prefrontales, hipotalámicos, amigdalinos y dopaminérgicos.
  • Los factores perturbadores en la edad preescolar influyen en los programas informáticos.

Los problemas de salud durante este periodo se perpetúan, por ejemplo, por mecanismos psicosociales. En resumen, puede afirmarse que las influencias durante la infancia están asociadas al desarrollo de ciertos fenotipos, que a su vez predisponen a determinados patrones de reacción alostática y cuadros clínicos.

Estructura de tratamiento en PSO

En un marco claramente definido, se tratan los patrones de disfunción soma-fisiológico-experiencial-contextual (SPEKD) subyacentes y asociados. La estructura del tratamiento en osteopatía psicosomática se divide a grandes rasgos en 5 fases:

01.

Relación terapéutica

Una relación terapéutica clara, estable y transparente que apoye la curación es la base de todas las medidas posteriores. La atención se centra en la interacción interpersonal y la resonancia, la empatía, las estrategias de solución para los obstáculos al tratamiento y la sintonización con el tratamiento.

02.

Diagnóstico

Las entretelas, perspectivas y condicionamientos del individuo se reflejan en el tejido y la fisicalidad. Los contenidos reprimidos de la conciencia o las energías corporales también se expresan en el tejido. Mediante la palpación pueden reconocerse ciertas partes de los mecanismos de acción subyacentes de los síntomas, las dolencias y los patrones de disfunción somática. Sin embargo, se requieren más conocimientos especializados y herramientas perceptivas para poder correlacionar los hallazgos palpatorios con las influencias mencionadas. Al mismo tiempo, algunas de estas influencias no pueden reconocerse mediante la palpación. En este caso se requieren más conocimientos diagnósticos, como la anamnesis, la evaluación del comportamiento, las expresiones faciales y, si es necesario, cuestionarios, hallazgos de laboratorio, etc.

03.

Fase de estabilización

Esto incluye una variedad de habilidades, por ejemplo, para el acompañamiento verbal de enfoques palpatorios, y en particular procedimientos manuales osteopáticos para la estabilización y la corregulación.

04.

Fase de integración/confrontación

Las entretelas, perspectivas y condicionamientos del individuo se reflejan en el tejido y la fisicalidad. Los contenidos reprimidos de la conciencia o las energías corporales también se expresan en el tejido. Mediante la palpación pueden reconocerse ciertas partes de los mecanismos de acción subyacentes de los síntomas, las dolencias y los patrones de disfunción somática. Sin embargo, se requieren más conocimientos especializados y herramientas perceptivas para poder correlacionar los hallazgos palpatorios con las influencias mencionadas. Al mismo tiempo, algunas de estas influencias no pueden reconocerse mediante la palpación. En este caso se requieren más conocimientos diagnósticos, como la anamnesis, la evaluación del comportamiento, las expresiones faciales y, si es necesario, cuestionarios, hallazgos de laboratorio, etc.

05.

Integración en la vida cotidiana

La consulta osteopática es como un útero terapéutico. Los cambios logrados en ella deben demostrarse en la vida cotidiana. El tratamiento también se adapta a la medida en que los impulsos terapéuticos tienen efecto en la vida cotidiana. En el caso de dolencias crónicas, la curación o, si es necesario, la aplicación en la vida cotidiana se produce de forma gradual y es una parte esencial del efecto terapéutico.

Estas 5 fases de tratamiento no están estrictamente separadas entre sí. Se funden unas con otras y se influyen mutuamente.

Durante el tratamiento, se desarrollan y aplican enfoques osteopáticos para activar mecanismos de acción orientados a los recursos o para inhibir mecanismos de acción disfuncionales. Además, se da acceso a los pacientes a actitudes, posturas y necesidades profundas que antes no eran conscientes y accesibles. Esto se consigue ayudándoles a experimentar conscientemente patrones de reacción específicos con respecto al toque terapéutico.

Estos enfoques de tratamiento consisten en una interacción dosificada y afinada en tiempo real de intervenciones multimodales que funcionan conjuntamente. Incluyen, por ejemplo, intervenciones palpatorias, acústicas, visuales, cognitivas, emocionales y neurovegetativas, así como movimiento activo y pasivo, enfoque interoceptivo y respiración. El objetivo de estas intervenciones es integrar los aspectos mencionados, como las interacciones anatómico-fisiológicas, los estados perceptivos o sensoriomotores y la dinámica.

Se ayuda a los pacientes de forma correguladora a percibir, diferenciar e integrar estas fuerzas actuantes y su relación con su contexto vital mediante la palpación osteopática.

Corregulación y bucles de retroalimentación en PSO

En la OSP, los terapeutasactúan como correguladoresobservando las reacciones neurovegetativas, límbicas y cognitivas de sus pacientes a lo largo del tratamiento. Esto se hace, por ejemplo, mediante las expresiones faciales, los gestos, el comportamiento, la postura, la respiración, el pulso, la pupila y el habla (en cuanto al contenido, el énfasis, el tono y el ritmo).

La resolución de los patrones disfuncionales, el procesamiento y la integración, tienen lugar en un estado dinámico de equilibrio y flujo. Este estado se caracteriza por una atención sin esfuerzo y una experiencia no forzada, espontánea y emergente por parte del paciente. En la fase de integración (a diferencia de la fase de estabilización), el paciente tiene un contacto medido con los desencadenantes y los aspectos disfuncionales del SPEKD. Los planteamientos del tratamiento tienen lugar en una leve excitación neurovegetativa, posiblemente también en un equilibrio dinámico entre emociones negativas y positivas y entre inhibición y activación de impulsos. Al mismo tiempo, es esencial evitar cualquier forma de re-traumatización.

Esquema del papel del terapeuta como corregulador en la fase de estabilidad e integración
Esquema del papel del terapeuta como corregulador en la fase de estabilidad e integración

Por lo tanto, es importante identificar la zona próxima de aprendizaje del paciente a partir de la relación terapéutica. Esto se refiere al nivel de integración accesible para el paciente. Además, el contacto con la experiencia subjetiva del paciente debe mantenerse durante todo el tratamiento. De este modo, los recursos de estabilización pueden adaptarse individualmente y aplicarse en dosis como corregulación durante la fase de integración o de confrontación.

Durante el tratamiento, además de la intervención táctil, se utilizan otros muchos aspectos de intervención muy afinados. Se fomenta activamente la proactividad del paciente y se utiliza la experiencia interior como herramienta terapéutica y parte inherente del tratamiento. Esto incluye una variedad de intervenciones y respuestas multimodales y holárquicas que interactúan de arriba abajo y de abajo arriba. El objetivo es activar un estado de flujo que desencadene procesos de trabajo interior. Estos procesos implican múltiples mecanismos de acción y bucles de retroalimentación. Por ejemplo, este proceso puede dar lugar a nuevas posturas evocadas y emergentes, patrones de actividad en las regiones corporales y cambios en el tono muscular, la respiración, el pulso, la circulación y otras fisiologías.

Mediante el apoyo de la atención plena, se puede ayudar a los pacientes a percibir nuevas sensaciones corporales asociadas, interocepciones, propiocepciones y otros marcadores somáticos. También pueden identificar las interacciones con las creencias, los patrones de creencias y los sentimientos. También pueden surgir de ello posibles cambios y establecerse mecanismos de acción más flexibles. Por último, pueden adquirirse corregulaciones y niveles de percepción potencialmente ampliados en el contexto de la vida.

En el contexto de la OSP, los terapeutas deben tener en cuenta una serie de interacciones, como la comprensión de los mecanismos de acción y las interacciones de los sistemas y órganos corporales, así como las influencias dinámicas de los factores contextuales y los factores de riesgo acumulados en relación con la SPEKD. Estas interacciones deben reconocerse a lo largo del tratamiento y aplicarse corregulaciones cuando sea necesario. Además, durante el tratamiento osteopático debe fomentarse la concienciación del paciente sobre las múltiples interacciones asociadas y las habilidades de corregulación y autorregulación.

Principio de holarquías y redes dinámicas holónicas

El principio de las holarquías y las redes dinámicas holónicas se caracteriza por la opinión de que no existen enteros separados, sino que cada entero (holón) consta de partes más pequeñas (subholones), por un lado, y forma parte de un todo mayor, por otro. El término «holón» fue acuñado por Arthur Koestler. La disposición jerárquica de los holones se denomina holarquía. Esta organización holárquica se remonta a la dinámica evolutiva y ontogenética.

La OSP se basa en el supuesto de que la vida en general y los procesos homeostáticos y alostáticos en particular están conformados por varios holones que interactúan. En el cuerpo humano, una célula puede considerarse una unidad autónoma, por un lado, y parte de un tejido, por otro. Esta organización holónica se caracteriza por la autoorganización y la autonomía a todos los niveles. En consecuencia, el paciente o un patrón específico de disfunción, como un músculo tenso, se considera por un lado como un todo, es decir, como un todo en sí mismo y por sí mismo, y por otro lado siempre como parte de algo más o como parte de un todo mayor.

En el caso de las dolencias, un todo se ha desplazado disfuncionalmente de una determinada manera en relación con sus partes (subholon) o una parte en relación con un todo, por ejemplo, un tejido en relación con un órgano o un sistema inmunitario hiperreactivo en relación con la persona. Esto se diagnostica como un patrón de disfunción específico o un complejo de disfunción, con el que el terapeuta entra en resonancia. Existen relaciones parte-todo dinámicas y clínicamente relevantes que caracterizan todo el enfoque palpatorio. Por ejemplo, un músculo en su conjunto también forma parte de otros conjuntos, como el músculo iliopsoas en su conjunto, por un lado, y en relación con la región del ciego, la postura, el sedentarismo o la resistencia a la insulina, por otro.

El principio de las holarquías también se expresa en múltiples dinámicas y patrones ascendentes y descendentes que se influyen mutuamente. Otra base de la osteopatía psicosomática es que la salud y la enfermedad tienen lugar en diferentes niveles jerárquicamente organizados e interactuantes que se desarrollan dinámicamente. La identificación y diferenciación de estos procesos de adaptación, regulación y alostasis durante el proceso de diagnóstico permiten enfoques osteopáticos personalizados en el contexto clínico. También puede distinguirse entre líneas de desarrollo y niveles.

Integración de procesos descendentes y ascendentes en el encuentro terapéutico. En la disfuncionalidad y también durante la recuperación, diversas dinámicas ascendentes y descendentes interactúan como mecanismos de arriba abajo y de abajo arriba entre los tejidos periféricos y el cerebro, incluidos los sistemas inmunológico y nervioso. Contribuyen tanto a la salud física como a la mental. Por ejemplo, la creencia de que «la vida es incierta» puede desencadenar emociones como la ansiedad en el sistema límbico, lo que puede provocar un aumento de la actividad simpática con una respiración rápida y superficial y manifestaciones físicas como cefaleas tensionales que van del cuello a la frente, manos húmedas y frías y tensión en el cuello y los hombros. Ciertas disfunciones somáticas asociadas podrían verse favorecidas en este caso, como la restricción de movimientos en la zona de C1, C2, el aumento del tono de los músculos suboccipitales, el músculo semispinalis capitis, el músculo trapecio o el nervio occipital mayor…

Los cinco modelos osteopáticos

Los cinco modelos osteopáticos fueron desarrollados para su aplicación clínica sobre la base de los principios osteopáticos por un grupo de formadores del Consejo Educativo sobre Principios Osteopáticos (ECOP) en 1987 y fueron presentados por primera vez por Greenman (1987, 1989) y Mitchell Jr. (Retzlaff 1987) y posteriormente diferenciados por Hruby (Hruby 1991; Hruby 1992) y desarrollados por mí. Las cinco áreas y sus interacciones no sólo se examinan diagnósticamente en relación con las demás, sino también con respecto a las influencias contextuales homeostáticas alostáticas y se tratan mediante múltiples enfoques osteopáticos (Liem et al. 2021). Es esencial que las posibles reacciones alostáticas o disfuncionales estén causadas por cambios contextuales, como factores de estrés toxogénicos, patogénicos, metabólicos, bioquímicos, emocionales, físicos, sociales o electromagnéticos. Por ello, la dinámica recíproca entre persona y contexto debe tenerse en cuenta en el diagnóstico y el tratamiento.

La ilustración muestra los cinco modelos osteopáticos, que tienen en cuenta diferentes niveles y sistemas del cuerpo, incluidos el sistema musculoesquelético, los sistemas respiratorio y cardiovascular, los procesos bioquímicos y neurológicos y las adaptaciones biopsicosociales. Los modelos ilustran la influencia de diversos factores de estrés, como las toxinas, el estrés metabólico, físico y emocional, en la homeostasis y la alostasis del organismo. El objetivo es equilibrar estos sistemas mediante tratamientos osteopáticos y fomentar la capacidad de adaptación del organismo.

Indicaciones para los enfoques de la osteopatía psicosomática

Las indicaciones son las mismas que para cualquier otro tratamiento osteopático, complementadas con algunas otras dolencias, por ejemplo:

  • SPEKD
  • Condiciones de dolor crónico
  • Lesiones crónicas secundarias
  • Cuadros clínicos asociados al estrés y multimórbidos
  • Trastornos funcionales crónicos con componentes psicológicos, por ejemplo, trastornos del aprendizaje
  • experiencias estresantes pasadas, recuerdos o partes significativas de las mismas ocurridas durante el tratamiento osteopático o la palpación
  • Optimización de la proactividad y la adaptabilidad del individuo en relación con su contexto vital intersubjetivo y biosocial – basado en las experiencias del yo, las necesidades, las emociones, los objetivos vitales, la autoeficacia, las creencias, las disposiciones, etc.
  • Aumento de la concienciación y la proactividad con respecto a los hábitos, los factores del estilo de vida y las creencias en relación con los síntomas.
  • las dolencias y enfermedades accesibles a la osteopatía
Dependiendo de los conocimientos osteopáticos, la OSP también incluye las siguientes indicaciones:
  • Emociones negativas, miedos, fobias y regulación disfuncional de las emociones
  • Comportamiento adictivo
  • Procesamiento de los antecedentes biográficos de las disfunciones somáticas
  • Desencadenantes actuales y patrones habituales que restringen la vida cotidiana
  • Alergias
  • cogniciones negativas irracionales
  • Traumatización

Todos los contenidos y requisitos se basan en el plan de estudios del Instituto Liem de Osteopatía Psicosomática.

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